THOMAS NEWMAN



Thomas Montgomery Newman, conocido artísticamente como Thomas Newman, nació el 20 de octubre de 1953 en Los Ángeles (EE UU). Compositor cuyo apellido es ya historia viva de las bandas sonoras. Hijo del legendario Alfred Newman, sobrino de Lionel Newman y Emil Newman, hermano de David Newman y primo de Randy Newman, Thomas no solo es quien más ha logrado acercarse a la excelencia y a la importancia de su padre, sino que lo ha conseguido con una extensa y variada carrera que le ha reportado reconocimientos y sobre todo una gran popularidad entre el público gracias a sus trabajos para Pixar o para Sam Mendes, entre muchos otros.




 

Por la evidente influencia de su padre, desde muy pequeño él y sus hermanos empezaron a recibir lecciones musicales, más concretamente de violín. Con los años, empezó a descubrir su vocación musical, y se inscribió en la Universidad del Sur de California, para estudiar composición y orquesta. Posteriormente también estudió en Yale, donde obtuvo el graduado en Artes (en 1977) y el Máster en Música (un año después). Fue allí donde conoció al compositor teatral Stephen Sondheim, quien se convirtió en el mentor y guía del futuro compositor. La carrera de Newman empezó, precisamente, con Sondheim, con quien empezó a colaborar en numerosas obras de teatro y espectáculos teatrales de Broadway. Pero procediendo de una familia con tanto peso (musical) en la Historia del cine, era casi cuestión de tiempo que el medio cinematográfico se cruzara en el camino del joven músico. Su tío Lionel, que heredó la dirección musical de la 20th Century Fox de Alfred, le ofreció la posibilidad de realizar su primera composición para televisión, concretamente para un episodio de la serie "The Paper Chase" en 1979. 




Unos años más tarde conoció personalmente a John Williams durante la grabación de la banda sonora de Star Wars: Episode VI - Return of the Jedi (1983), dado que el compositor era amigo tanto de su padre como de su tío. Williams le ofreció el honor de dirigir la orquesta durante la grabación de una escena concreta (la muerte de Darth Vader, nada menos). Ese mismo año Newman tuvo un encuentro con el productor Scott Rudin, que le convenció para participar en su primera película, Rebeldes temerarios (1984). Newman siguió participando en obras teatrales, pero la segunda mitad de los 80 vería diferentes trabajos en los que el compositor poco a poco iba encontrando su estilo y asentándose cada vez como auténtico compositor de cine. Buscando a Susan desesperadamente (1985), El hombre con un zapato rojo (1985) o Golpe al sueño americano (1987) muestran a un compositor de aires minimalistas y ambientales que aun necesitaba más experiencia... que encontraría durante la siguiente década.

 


Los 90 fueron su explosión definitiva, empezando con dos éxitos como fueron Tomates verdes fritos (1991) y Esencia de mujer (1992), que mostraron el lado más sensible y lírico del compositor. Pero no sería hasta 1994 cuando alcanzó el estrellato. Ese año trabajó por primera vez con uno de sus directores de cabecera, Frank Darabont, y en la película en la que mostró todo su potencial como músico: Cadena perpetua (1994). Un potencial y un estilo donde el lirismo minimalista y atmosférico serían su marca de fábrica definitiva. Ese mismo año también trabajó en Mujercitas (1994), y por ambas bandas sonoras recibió sendas nominaciones a los Oscars el mismo año, siendo las dos primeras de su extensa lista. A partir de ese momento, comenzó no solo a colaborar con los mejores directores y en los proyectos más punteros, sino que lo hizo siendo siempre fiel a su estilo, a un sello que ayudaba a cualquier película en la que trabajara. Así colaboró con directores de la talla de Milos Forman (El escándalo de Larry Flynt, 1996), Costa Gavras (Mad City, 1997) o Robert Redford (El hombre que susurraba a los caballos, 1998), con resultados desiguales pero siempre solventes y estimulantes. 



1999 sería otro año a remarcar en su carrera. Por un lado, volvió a trabajar con su descubridor, Frank Darabont, en La milla verde, uno de sus trabajos más valorados de siempre. Y además aceptó trabajar en la ópera prima de un joven director inglés que solo había realizado espectáculos teatrales: Sam Mendes. American Beauty (1999) era una ácida tragicomedia sobre la sociedad norteamericana y sus complejos y anhelos. Aquel año fue la gran sorpresa, obteniendo un éxito a nivel de crítica, público y premios que nadie anticipó. Para Newman no solo supuso su tercera nominación al Oscar, ni que encontrara en Mendes al cineasta con el que más a gusto se ha sentido trabajando, complicidad y colaboración que aun se mantiene firme como una roca a día de hoy, sino que esta película hizo archiconocido el "estilo Newman" gracias a unas melodías casi experimentales y atmosféricas que funcionaban a la perfección con las imágenes oníricas de la película.

 


Newman entraba en el Siglo XXI por la puerta grande, y además mostrando que el músico buscaba proyectos no solo comerciales o importantes, sino todos aquellos interesantes que supusieran un reto para él como músico. Colaboró en otro gran éxito como Erin Brockovich(2000), lo que le permitió trabajar por primera vez con Steven Soderbergh, así como en Cadena de favores (2000) o En la habitación (2001). En 2002 volvió a trabajar y a triunfar con Mendes en la maravillosa Camino a la perdición. Su cuarta nominación evidenciaba a un Newman en plena forma, especialmente cuando se trataba de aunar fuerzas con el director británico. Buscando a Nemo (2003) fue la primera vez que el músico entraba tanto en la animación como en el cine infantil, pero no por ello renunciaba a su estilo, imprimiendo su sello a una fantástica composición que se sumergía a la perfección en la aventura de Pixar. Fueron aquellos unos años en los que cosechaba nominación tras nominación, porque a la de Buscando a Nemo siguió la de Una serie de catastróficas desdichas de Lemony Snicket (2004), seguida casi inmediatamente por la referente a su segunda colaboración con Soderbergh, El buen alemán (2006). Ésta es una partitura especial para Newman, ya que al ser una película como si estuviera rodada en los años 40 tuvo que adoptar muchos rasgos estilísticos que tantas veces utilizara su propio padre en tantas películas de aquella década. 



Volvió a colaborar con Mendes en Jarhead, el infierno espera (2005) y con Ron Howard en Cinderella Man, el hombre que no se dejó tumbar (205). En 2009 su nueva colaboración con Pixar volvió a ser un éxito arrollador. WALL-E se benefició del talento y la experiencia de Newman en una fabulosa banda sonora que cosechó una doble candidatura al Oscar. Tras un año de descanso, volvió al trabajo en plena segunda década del Siglo, repleto de energía. Nada menos que cuatro proyectos vieron la luz en 2011, todos de diferente género y temática que mostraban la buena forma del compositor. Criadas y señoras, La deuda, La dama de hierroy Destino oculto, todas películas de primera fila, se beneficiaron de la polivalencia y las tablas del compositor... algo que quedaría igualmente patente en su siguiente proyecto, que volvería a reunirle con Sam Mendes. Pero esta película era la primera vez que Newman se embarcaba en una saga longeva con una herencia musical detrás: la saga de James Bond. Para Skyfall (2012), Mendes no tuvo ninguna duda en confiar el apartado musical a su amigo, lo que suponía dejar fuera al segundo compositor que con más películas a sus espaldas en la historia de la saga, David Arnold. 




Newman no decepcionó ni a quienes esperaban que prosiguiera la buena labor realizada por Arnold ni a los que confiaban en que el músico mantuviera su estilo particular. Skyfall mostró todos los recursos de Newman tanto en la acción más explosiva como en la atmósfera tan particular que Mendes dio a la película. Un logro que obtuvo otra nominación más a los Oscars... que Newman volvería a conseguir al año siguiente por Al encuentro de Mr. Banks (2013) gracias a su partitura nostálgica y sentimental. Ese año también volvió con Soderbergh en Efectos secundarios. En 2014 solo trabajó en El juez, anticipando un 2015 con dos proyectos de verdadero tronío. Nada menos que la siguiente aventura de Bond con Mendes, Spectre, que aunque no obtuvo el éxito ni los logros de la anterior entrega fue otra muesca para director y compositor; y más especialmente El puente de los espías. Esta película supuso trabajar nada menos que con Steven Spielberg, ya que el maestro Williams estuvo temporalmente enfermo y fue imposible trabajar en este proyecto. 




Conociendo de sobra a Newman, se lo recomendó a Spielberg, y así el músico tuvo tanto el privilegio como el reto de ponerse a las órdenes de un director con una colaboración de tantas décadas con un solo compositor. Poniendo todo el talento y los recursos que tenía, estuvo a la altura del desafío y firmó una elegante, sobria, contenida y magnífica partitura para este thriller enmarcado en la Guerra Fría. El premio llegó en forma de decimotercera nominación sin galardón para el músico. A día de hoy mantiene un ritmo de trabajo más relajado que a comienzos de Siglo, y no es raro el año en que firma solo uno o dos trabajos. En 2016 le hemos escuchado en Buscando a Dory, la secuela de su primer trabajo para Pixar, y en Passengers, la aventura espacial de Morten Tyldum que le ha valido su decimoquinta nominación al Oscar. 




Después, ha puesto la música al filme de animación Se armó el belén, al drama bélico Deber cumplido, al melodrama histórico La Reina Victoria y Abdul, todas ellas del 2017; a la serie televisiva de terror psicológico Castle Rock 1 y 2 (2018/2019); al biopic del escritor J.R.R.Tolkien, Tolkien, al thriller policiaco Emboscada final, al drama bélico ambientado en la I Guerra Mundial 1917, las tres estrenadas en 2019; a la comedia dramática Déjales hablar (2020), a la serie de animación Por Corn y al thriller policiaco Pequeños detalles en 2021.Todos estos trabajos, aunque no son de lo mejor de su carrera, evidencian que siempre cumple con buen hacer, solvencia, experiencia y maneras de auténtico maestro experimentado. Es, sin duda, digno heredero de su padre y uno de los compositores de referencia hoy en día, tanto por el despliegue de recursos y polivalencia que siempre ha mostrado como por su capacidad para mantener un estilo único que lleva décadas utilizando casi en cada banda sonora, sea del género que sea.


CARTELES de las películas mencionadas:





































Fuente: mundobso.com

Imagen: pinterest.com

Carteles películas:

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