MICHAEL GIACCHINO

 


Michael Giacchino nació en Riverside, New Jersey (EE UU), el 10 de octubre de 1967. Compositor estadounidense de bandas sonoras de películas.



Compositor de meteórico ascenso desde el mundo de los videojuegos, y que actualmente es uno de los más populares y conocidos del panorama mundial. Su participación, casi siempre exitosa, en numerosas sagas de Hollywood, su Oscar y su indudable talento sinfónico lo han encumbrado a lo más alto y la verdad que mucha gente dice que es el heredero de John Williams. Algo muy difícil de sobrellevar y que le hace imponerse un canon de calidad en todas sus obras, algo complicado de mantener, ya que muchas veces las grandes producciones limitan más el tiempo que se le da al compositor a la hora de desarrollar su obra, incluso en ocasiones no se le muestra el metraje, para hacerse una idea. No debe ser el caso de Michael Giacchino, que en todas sus obras deja siempre huella.

 


Su familia proviene de Italia, y él mismo posee la doble nacionalidad norteamericana e italiana, y por eso tiene este nombre tan curioso. A los 10 años ya estaba haciendo cine, y creando algunos vídeos de animación en stop motion, añadiéndoles música que componía en el sótano de su casa. Años después, en el instituto, un profesor le recomendó a sus padres que se inscribiera en la School of Visual Arts de Nueva York en cuanto se graduara, adivinando ya talento en el joven para la música y el cine. Así fue como empezó a formarse en el medio cinematográfico. En su último año obtuvo una beca para colaborar en Universal Pictures, que compaginó con su formación. Tras graduarse, empezó a asistir a clases de composición en la prestigiosa Juilliard School, pero cuando Disney le propuso trabajar con ellos no se lo pensó dos veces. Allí empezó en publicidad, al mismo tiempo que se formaba en instrumentación y orquestación en clases nocturnas en la UCLA, empleo que le permitió conocer a variada gente del cine. Se enteró de que en la división de la compañía para los videojuegos, Disney Interactive, había una vacante. Y no desaprovechó la oportunidad.

 


Michael Giacchino, comenzó su trayectoria en el mundo de los videojuegos de forma modesta, para juegos de 16 bit tales como Gargoyles, de Sega, o las diversas versiones de El rey león. En 1997 llegó su primera gran oportunidad, de la mano de DreamWorks, con la adaptación de The Lost World: Jurassic Park, uno de los primeros juegos para la primera versión de PlayStation que tuvo banda sonora orquestal grabada en vivo. Giacchino siguió su relación con la empresa poniendo música a videojuegos como Small Soldiers, y también colaborando con otras como Pandemic, en este caso para el juego Mercenaries: Playground of Destruction . Sin embargo, otro de los puntales en su trayectoria como compositor en este medio resultó ser una serie de títulos ambientados en la Segunda Guerra Mundial y creados por el mismísimo Steven Spielberg. Medal of Honor fue la consagración de Giacchino que está formada por una serie de videojuegos de guerra, donde creó la banda sonora de cada uno de ellos.

 


A partir de entonces siguió con una serie de composiciones que continuó con Underground , Allied Assault y Frontline, más una última colaboración en 2007 con Airborne, y en las que demostró poseer un dominio sinfónico considerable y un talento para crear melodías y temas líricos y emotivos para remarcar la grandeza y el heroísmo, así como adrenalíticos temas de acción que sumergían inmediatamente al jugador en el campo de batalla. Tras este éxito, aceptó también colaborar en otros juegos y sagas ambientados en el mismo conflicto, como la famosa Call of Duty, en sus dos primeros juegos Call of Duty  y Call of Duty: Finest Hour. A raíz de su salto al cine, poco a poco empezó a desligarse del panorama de los videojuegos, aunque todavía trabajaría en algunos proyectos como las adaptaciones de Alias, o Turning Point: Fall of Liberty .

 


En 2001 empezaba a ser conocido por la calidad de sus composiciones en los videojuegos, y hubo alguien que se dio cuenta de que su valía podría servir también al campo de la televisión. Ese alguien era J.J. Abrams, que en esos momentos era el productor y creador de una serie de espías muy particular llamada Alias. Tras pensarse mucho la propuesta, aceptó dar el salto y debutar en televisión, logrando una fusión entre orquesta y electrónica de la que se benefició enormemente la serie protagonizada por Jennifer Garner. Abrams quedó muy satisfecho por su trabajo, y unos años después no dudaría en ficharle para su siguiente trabajo televisivo, que iba a ser aun más arriesgado y diferente: Lost (2004), la enigmática y generacional serie de un variopinto grupo de supervivientes de un accidente de aviación en una isla del Pacífico aparentemente desierta, una isla en la que suceden cosas muy extrañas. Luchando por la supervivencia, casi medio centenar de personas mostrarán lo mejor y lo peor de sí mismas.


 

Esta banda sonora le puso definitivamente en el mapa para todos los espectadores, creando unas bandas sonoras para cada temporada atmosféricas, intrigantes y que servían perfectamente para el tono de misterio de los capítulos. Y esta serie fue el despegue definitivo para el compositor, ya que desde este serie momento dió el salto al cine en pleno auge de su popularidad. Y lo haría en una compañía que estaba dando mucho de que hablar en esos momentos, y que presentaba un panorama prometedor de creatividad: Pixar. El trabajo que había realizado en la serie Alias despertó el interés en la industria del cine. La historia de una joven, inteligente y atlética agente secreta del gobierno que hace trabajos sucios para la SD-6, una rama secreta de la CIA con una única premisa: nadie debe conocer su identidad.

 


Su estilo llamó la atención del director Brad Bird, que preparaba una película animada sobre una familia de superhéroes. Quería una partitura jazzística al estilo de las de John Barry para James Bond, y le propuso la tarea a Giacchino, quien vio la oportunidad no solo de probar en el medio cinematográfico, sino de poder dar rienda suelta a su gusto por el jazz y por el sinfonismo. Animada y diversa creación que, siguiendo la línea habitual en el cine de animación, propone un ecléctico recorrido musical que abarca lo sinfónico, la big band, con ese estilo jazzístico como hemos dicho, siempre con intenciones enfáticas, y en la que destaca su enérgico tema principal. El sonoro triunfo de Los Increíbles, certificó que había nacido para acabar componiendo bandas sonoras para el cine, ya que logró una deliciosa partitura de elaborado tono estilístico pop y melodías pegadizas. Fue el comienzo de una fecunda y próspera relación con Pixar.

 


Y desde su mismo debut empezó una carrera meteórica. En 2005 trabajó en Sky High: Una escuela de altos vuelos y La joya de la familia, sin despegarse del todo de la televisión, puesto que continuaba trabajando en cada temporada nueva de Lost y en otros proyectos. En 2006 J.J. Abrams volvió a confiar en él para adaptar el mítico tema de Lalo Schifrin en Misión imposible III, creando una vertiginosa banda sonora que superaba a su predecesora de Zimmer. Intensa creación sinfónica, con música de acción muy dinámica, que ocupa la práctica totalidad del espacio, con abundantes referencias al legendario tema principal de la serie. Al siguiente año 2007 volvería a dejar patente su idilio con Pixar, con una de las mejores películas, Ratatouille volvía a ser otro ejemplo de que, con libertad y participando en un proyecto de calidad, era capaz de superarse a sí mismo. En la entrañable película sobre una rata cocinera en París, firmó una composición repleta de melodías animadas en clave de jazz uniéndolas a un tono francés juguetón y vivaz que consiguió hacer maravillas junto a las imágenes. En plena época dorada de Pixar, fue otro bombazo y para Giacchino, solo tres años después de debutar en el cine, supuso su primera nominación al Oscar.

 


En 2007 volvió a trabajar con J.J.Abrams en su producción "Cloverfield", aquí traducida como Monstruoso película que reservó su único momento musical en los créditos finales, en tanto que en el seno del filme tan solo sonaron canciones diegéticas. El compositor cerró con un imponente tema sinfónico, rítmico y apocalíptico, de intensidad creciente. También haría la banda sonora de la cinta Speed Racer, animada y enérgica creación que guarda semejanzas con el tipo de música aplicada en los filmes de animación, por su vitalidad y por el tono humorístico y desenfrenado que se aplica en la mayor parte de sus melodías. El compositor aporta un tono desenfadado, de solvente intensidad orquestal y coral, solo contrastado por temas dramáticos menores dirigida por las hermanas Wachowski, las creadores de Matrix, donde pudo dar rienda suelta a su sinfonismo desbocado y a temas enérgicos dignos del cine de animación.

 


En 2008 apareció una serie de ciencia ficción llamada Fringe, donde un grupo de personas trabajan para ayudar al FBI a investigar diversos casos inexplicables, a menudo horribles, que están relacionados con un misterioso universo paralelo, y se le compara con Expediente X o incluso la dimensión desconocida, la cual tiene un tema de inicio muy interesante, corto, pero muy clarividente. Pero 2009 sería su año, el afianzamiento definitivo, los laureles de la gloria. Por un lado, su inseparable J.J. Abrams no dudó ni un segundo para reclutarle en su reinicio de toda una saga como es la de Star Trek. Teniendo en cuenta el inmenso legado de Jerry Goldsmith a lo largo de tantas películas, no tenía una tarea fácil, pero supo desenvolverse y aplicar toda la herencia sinfónica del maestro, y todo su talento para aunar melodías, temas y contra temas, y Star Trek fue recibida con aplausos, consiguiendo algo tan difícil como la aceptación de la mayor parte de los fans de la saga, así como la del aficionado en general. El compositor se explaya con una suntuosa partitura épica, de gran intensidad melódica, con un muy poderoso tema principal y una estructura temaria bien definida: al sentido épico del tema principal, se añade el místico de uno de los centrales y la presencia de un tercero destinado a lo misterioso y el peligro.

 


Pero si de éxito puede calificarse su aterrizaje en el universo de Kirk, Spock y compañía, su nuevo trabajo para Pixar marca un antes y un después, y, claramente, uno de las mejores composiciones de toda su carrera. El argumento de Up  ya era suficientemente emotivo y entrañable para conseguir todo un hito en la meteórica filmografía de Pixar, la historia de un viudo vendedor de globos de 78 años que, finalmente, consigue llevar a cabo el sueño de su vida: enganchar miles de globos a su casa y salir volando rumbo a América del Sur. Pero ya estando en el aire y sin posibilidad de retornar Carl descubre que viaja acompañado de Russell, un explorador que tiene ocho años y un optimismo a prueba de bomba. La sensible, humorística, aventurera y muy tierna música de Giacchino, consiguió elevar todavía más la calidad de la película y dejar una huella imborrable en cada espectador. Los premios llovieron sobre el compositor, cuyo trabajo voló por encima de cualquier otro ese año, y tras llevarse BAFTA, Emmy y Globo de Oro, se alzó por fin con el Oscar. El filme de animación nos cuenta la historia sobre un anciano que, para evitar ser internado en un geriátrico, se lleva su casa volando, y le acompaña un niño con el que vivirá aventuras.

 


El bellísimo vals que sirve de tema principal y el fabuloso contra tema, el dedicado al villano, que se presenta con su cara amable al principio del filme y luego se transforma en maldad absoluta, enfrentándose en un magistral duelo contratema-tema principal que mantiene el pulso durante la recta final del filme. Otros trabajos fueron, Land of the Lost, partitura densa, compleja, absolutamente agobiante y hostil y también compuso para el documental Earth Days que cerraron un año magistral. Giacchino se tomó el siguiente año con más calma, después de la hiperactividad atronadora del anterior, y 2010 sólo su composición para Let Me In, remake americano de la aclamada película sueca cuya magnífica música fue obra de Johan Söderqvist, y que aquí fue llamada por Déjame entrar, un filme de terror muy interesante, sobre todo el original. En este caso y a pesar de su solvencia y buenas maneras, estuvo por debajo del nivel de la cinta original.

 


En 2011 volvió con todas sus fuerzas, y siendo como ya era un músico solicitado, trabajó a destajo para variados proyectos. Regresó, como no podía ser de otra forma, con Abrams en Super 8, película nostálgica de aquellas que en los 80 narraban aventuras fantásticas protagonizadas por jóvenes en pequeños pueblos americanos. El buen hacer del compositor consiguió una estupenda banda sonora lírica y sentimental, con un tema principal radiante y emotivo, al que acompañó con otros más puros de acción, misterio y suspense. En cierta forma, un homenaje a E.T. de John Williams.  Se nos cuenta la historia de que a finales de los setenta un material altamente secreto es transportado en tren, pero un accidente provoca que este descarrile y una entidad de otro Planeta se libera. Unos jóvenes tienen una cámara de super 8 y lo graban todo. El productor es Steven Spielberg, que como sabemos le encantaba jugar con trenes a escala y grabarlo, y algo así aparece en la película, donde un tren y la cámara de uno de los protagonistas no falta en ningún momento. Esta es una banda sonora ejemplar en lo musical, en lo narrativo y en lo estructural.

 


Ese mismo año Pixar reclamó también sus servicios, y en Cars 2, secuela de la exitosa primera entrega de 2006, donde Rayo McQueen y su amigo, la grúa Mate, viajan al extranjero para participar en el primer Campeonato Mundial en el que se decidirá cuál es el coche más rápido del planeta. Aún no acercándose al nivel previo mostrado en sus anteriores trabajos para la compañía, consiguió una buena composición plena del sinfonismo tan característico suyo. El compositor aplica una creación en constante aceleración musical, frenética y adrenalítica, que sustenta en un breve tema principal que reitera con gran frecuencia y en la que aplica algunas referencias étnicas. Y habida cuenta de que habitualmente dejaba satisfechos a los directores con los que trabajaba, otro de sus habituales, Brad Bird, volvió a llamarle.



Esto suponía el regreso de Giacchino a otra de sus sagas. En Misión: Imposible: Protocolo fantasma se divirtió de nuevo componiendo temas de acción absolutamente frescos y potentes, y creando variaciones del famoso tema principal en un ejercicio de estilo dinámico y atrayente. ofrece un repertorio de músicas que abarcan desde lo épico (un intenso tema coral ruso, por ejemplo) hasta lo étnico (como un brillante tema africano y otro indio que versiona parcialmente el tema principal), e incluyendo también lo dramático, con un delicado y hermoso tema. Y siguiendo su propio ritmo, tras un año cargado de trabajo, se tomó el siguiente más relajadamente. En 2012 vio uno de sus mejores trabajos, John Carter, historia donde un devastado planeta Marte, un mundo habitado por tribus guerreras y seres salvajes, un veterano de la Guerra Civil americana se ve inmerso en una guerra con un extraño ejército de marcianos. Aquí el compositor pleno de forma, deleitó a propios y extraños con un fabuloso tema principal deudor del mismo John Williams, y una combinación de aventura y acción, con lirismo, belleza y sentimiento en una radiante partitura de aventuras y fantasía que elevó la película por sí misma, a pesar del relativo fracaso de la misma.

 


Es decir la producción de Disney costó 250 millones, algo descomunal, con perdidas muy grandes, pero su éxito en el resto del mundo, sobre todo en Rusia e Iberoamérica hizo que finalmente recaudara casi 300 millones para poder cubrir el presupuesto. Pero para el compositor fue una banda sonora muy buena, para mi gusto correcta para la película, aunque con una gran orquestación y variedad de temas. En el año 2013, volvió a embarcarse con Abrams en la USS Enterprise para componer la banda sonora de Star Trek: En la oscuridad, el compositor mantiene y amplía los postulados aportados en el anterior filme, haciendo uso de modo muy notable del tema principal no solo como referente sino especialmente con propósitos narrativos y dramáticos, transformándolo en diferentes sentidos. Esta es una banda sonora, como lo era la anterior, de factura clásica, conservadora, muy elocuente y directa en sus pretensiones, que no son otras que las de fusionar el espectáculo con la evocación, aquí exquisita y elegante. Vuelve a producirse lucha entre temas luminosos, liderados por el principal, con música oscura y siniestra, singularmente eficiente, y cuenta con momentos de radiante belleza, también en lo maligno. Es una creación sólidamente estructurada, que el compositor expande en lo épico o contrae en lo dramático, que dejó de nuevo satisfechos tanto a trekkies como a aficionados en general.

 


En el año 2014 que supuso su desembarco en otra legendaria saga de la historia del cine. Matt Reeves, con quien ya había trabajado dos veces anteriormente, le reclutó inmediatamente para El amanecer del planeta de los simios, la siguiente entrega de la nueva trilogía de películas basada en el universo que inaugurara casi 50 años antes la famosa película de Charlton Heston. Varió su habitual estilo para adoptar un tono más agreste, violento y primario, con espacio para la acción y la adrenalina. Entre los años 2015 y 2016 fueron años de no parar para el compositor, que no dejó de encadenar proyecto tras proyecto. Años de reencuentros con colaboradores habituales suyos y de debuts en nuevas sagas y universos. Las hermanas Wachowski, los creadores de la saga Matrix, le ficharon para su nuevo y ambicioso proyecto de ciencia-ficción, una aventura espacial llamada El destino de Júpiter, en la que se lució absolutamente con una brillantísima y compleja banda sonora repleta de temas elaborados tanto para la acción como para el drama, de extensa duración, y cuya calidad voló muy por encima de la de la propia película.


 

Disney volvió a contar con él, sobretodo a las órdenes del director Brad Bird, de nuevo, que lo había llamado anteriormente para Los Increíbless parte 1 y Ratatouille. Brad Bird, era otro de sus inseparables directores que hacía cola en su puerta para pedirle que trabajara en su película. En Tomorrowland: El mundo de mañana película también fantástica interpretada por George Clooney, aunque en tonos distintos, cuajó una buena banda sonora en su inconfundible estilo, aunque su calidad no rayara a la misma altura que la de su anterior proyecto. Como si la sombra de John Williams le persiguiera constantemente, su siguiente proyecto le acercaría aun más a la trayectoria del gran maestro. Jurassic World fue para Giacchino otra entrada (y ya iban muchas) en una nueva saga de gran fama y aprecio entre los cinéfilos. Referenciando al tema inmortal del inseparable colaborador de Spielberg, el músico consiguió una apreciable banda sonora muy deudora de los temas previos de la saga, junto con otros temas para la acción y el suspense muy en la línea del compositor. 



Finalmente, el año se cerró con su habitual vuelta a Pixar y a su universo. Inside Out  fue y es uno de los títulos más originales y arriesgados de la compañía, y el músico estuvo a la altura del desafío, ayudando con su música a retratar el cambiante interior de los estados de ánimo y sentimientos de la niña protagonista. Una película arriesgada para tratar los sentimientos de una niña desde dentro y como le afectan determinados momentos de su vida en su manera de comportarse, y como los sentimientos actúan. Una partitura colorista, con sus momentos de humor y de drama, que Giacchino supo llevar a buen puerto. Es una banda sonora hecha para gustar -el tema principal es notable en su sencillez- pero también para explicar, en un relato musical que lleva a un espléndido final. En 2016 le tocaba el turno a la división de animación de Disney, fuera de Pixar, ya que el conseguir la colaboración de Giacchino para la película que tenían en preparación: Zootrópolis, que fue otro gran proyecto que tuvo un éxito importante, no podía dejar de lado al gran compositor que se había adaptado fantásticamente al mundo de la animación de Disney/Pixar.


 

Ese mismo año regresó a la Enterprise, aunque esta vez, para acompañar musicalmente a las aventuras de Kirk y Spock en Star Trek: Más allá otro estupendo trabajo en el que demostraba que esta saga se le daba especialmente bien. Esta es una banda sonora intensa y extensa en contenidos, que convierte los espacios por los que discurre la acción en intensos y extensos, y que otorga a los personajes que los recorren de contenido explicativo nada superficial ni banal, que más allá de fortalezas o flaquezas, de bondades o maldades, resalta sus motivaciones. Como su relación con Disney/Pixar había sido más que fructífera, era cuestión de tiempo que la compañía pensara en Giacchino para sus otras «divisiones» o universos. Y de esa manera, casi inevitablemente, aterrizó en Marvel Studios para colaborar en su siguiente entrega de superhéroes: Doctor Strange. Y sorprendiendo a más de uno, el resultado fue una refrescante partitura en la que, a sus habituales sonidos sinfónicos y melodías retentivas, se le unió un toque étnico y oriental novedoso en su filmografía, así como el uso de instrumentos como el clavicordio para crear una atmósfera entre mística y extraña, con toques de humor. Un excelente trabajo del que, como en tantas películas anteriores, se benefició enormemente la película.



 

Pero el plato fuerte de ese año estaba reservado para el final. Otra saga histórica y legendaria como la de Star Wars había renovado su universo, y empezaba a planear más películas aparte de las de los episodios habituales. Así vio la luz un argumento situado justo antes de los eventos narrados en Episode IV: Una nueva esperanza. Su director, Gareth Edwards, había confiado la música al músico con el que previamente había colaborado, Alexandre Desplat, pero tras una serie de retrasos y de rodaje de nuevas escenas, el músico francés decidió desentenderse del proyecto. Y con poco más de un mes hasta el estreno, los productores de Lucasfilm decidieron que Giacchino debutara por fin en la saga galáctica. El músico puso toda la carne en el asador y aun con el poco tiempo que disponía para un proyecto de tal envergadura (con el añadido de que sería el primer compositor en suceder a Williams en una película no de animación de la saga), se puso manos a la obra. Rogue One: Una historia de Star Wars despertó opiniones encontradas entre los aficionados, pero el oficio de Giacchino y un acertado acercamiento al estilo inconfundible del maestro consiguieron un trabajo remarcable y muy notable, con temas elaborados y de gran calidad que afianzaron aun más el estatus del compositor.



En 2017 Giacchino tampoco paró, con trabajos variados de distinta entidad y valía. El libro secreto de Henry le volvió a poner en la carrera de Colin Trevorrow, pero el fracaso absoluto de la película opacó una sencilla y agradable creación sensible que no tuvo más recorrido. Marvel volvió a llamar a su puerta para poner música a las nuevas aventuras de Spider-Man en Spider-Man: Homecoming, un trabajo a la altura de los anteriores filmes de la saga del héroe con un esplendoroso tema principal y una variada muestra de temas de acción y aventura frescos y dinámicos. El nuevo tema para el hombre araña se presenta en una forma ligera, desenfadada, y así se mantiene en buena parte del filme, aunque naturalmente suma elementos animados y heroicos, pero estos no forman parte de su ADN central. Se emplea muy frecuentemente y el compositor añade elementos emocionales que lo hacen más cálido y cercano, desvelando el lado serio de esa música aparentemente frívola.



Y saltando de saga en saga, en La Guerra del planeta de los Simios de 2017, cerraba (en teoría) la trilogía con el que probablemente sea la mejor banda sonora de las tres, una arrollador trabajo sinfónico con temas brutales y líricos para la última aventura de César que ha sido celebrado por los aficionados como todo un logro espectacular y digno de la trascendencia de la cinta.  Esta es la mejor banda sonora de la nueva trilogía de los simios y un salto adelante en cuanto a estructura con respecto a la que Giacchino aplicó en el anterior filme, donde el resultado final, en su aplicación, era un tanto confuso y aparatoso. En esta nueva película el compositor simplifica algo los frentes que aborda narrativamente la música y los reduce básicamente a dos: el conflicto y la liberación. Volvió a colaborar con Pixar, y en 2017 llegó otro de los grandes éxitos recientes de la compañía, Coco, la historia de un niño mexicano que sueña con poder convertirse en leyenda de la música a pesar de la prohibición de su familia. Su pasión le llevará a adentrarse en la «Tierra de los Muertos» para conocer su verdadero legado familiar.



 

El compositor firma una extensa e intensa creación que se devociona a lo ambiental y a lo dramático, que  durante todo este filme colorido y visualmente espectacular guarda un discreto y elegante segundo plano, para matizar y aportar tonos, pero que no se emplea para las explicaciones ni como hilo conductor narrativo. Sin embargo, pese a todo ello, sí hay un tema central reconocible, una sencilla, cálida y retentiva melodía que no se asocia al joven protagonista sino a la familia, tanto la viva como la muerta, a la que une en hermosa armonía, con momentos de cuidada delicadeza. Un año más tarde pondría la música de otra gran película de animación de Pixar, Los Increibles 2, Secuela de Los Increíbles. Helen tiene que liderar una campaña para que los superhéroes regresen, mientras Bob vive su vida «normal» con Violet, Dash y el bebé Jack-Jack —cuyos superpoderes descubriremos—. Su misión se va a pique cuando aparece un nuevo villano con un brillante plan que lo amenaza todo. Pero los Parr no se amedrentarán y menos teniendo a Frozone de su parte.



Con el listón tan alto que el compositor dejó en Los Increíbles parecía un reto muy complicado asumir la segunda entrega con la misma baraja y con las mismas reglas (musicales) del juego, esto es, una continuación estilística y temática sin caer en la reiteración, la rutina y la falta de ideas. Su última aventura hasta la fecha ha sido entre dinosaurios en Jurassic World: El reino caído (2018), en su primer trabajo con Juan Antonio Bayona, forman parte de la lista de universos en los que está involucrado, lista que es tan larga como empieza a serlo su filmografía. Debido a esto, y a su polivalencia y adaptabilidad, es, probablemente, el compositor más solicitado en los grandes estudios ahora mismo. Ha demostrado repetidamente que ningún reto ni ningún proyecto le viene grande.

 


En su conjunto los temas que aparecen en esta banda sonora son más de relleno que de otra cosa, que más allá del énfasis nada explican que no esté ya explicado en el resto del filme, por lo que poco aportan fuera de las impresiones inmediatas. A pesar de esto en algunos momentos que se utiliza el tema central de John Williams la banda sonora recupera el brío y la nostalgia. Michael Giacchino ha compuesto últimamente la banda sonora de las películas: Spider-Man: Lejos de casa (2019), Jojo Rabbit (2019), Uno de nosotros (2020) y Extinct (2021) un filme de animación. Para 2022 está prevista una nueva entrega de la saga Jurassic Park que previsiblemente llevará el título de Jurassic Park: Dominion, de Doctor StrangeDoctor Strange in the Multiverse of Madness y de Batman a titular The Batman.


CARTELES de las películas mencionadas:



















Fuente: masquecine.radionova.cat

Imagen: variety.com

Carteles películas:

filmaffinity.com/abc.es/sensacine.com/dcine.org/elseptimoarte.net/pinterest.es/cartelesmix.es


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