JAMES NEWTON HOWARD

 


James Newton Howard, nació el 9 de junio de 1951 en Los Ángeles (California). Renombrado compositor estadounidense, autor de numerosas bandas sonoras reconocidas y de gran popularidad, así como por sus trabajos con cineastas como M. Night Shyamalan, Lawrence Kasdan o Edward Zwick, que le han llevado a alcanzar 8 nominaciones a los Oscars sin ganar todavía ninguno.



Nació en el seno de una familia donde la música constituía una parte importante, dado que su abuela fue una afamada violinista durante los años 30 y 40. Las inclinaciones musicales aparecieron desde muy temprano, ya que a los cuatro años ya estaba tomando clases de piano. Tras pasar por varias escuelas de música de California, entró en la Universidad del Sur de California para aprender más profundamente el manejo y la composición de piano. Pero lo dejó para enrolarse en un grupo de rock con el que viajó ofreciendo conciertos. Después se convirtió en músico de sesión, trabajando de apoyo para cantantes tan famosos como Diana Ross, Ringo Starr y Harry Nilsson, actividad que no le proporcionaba demasiado dinero ni más formación. Pero a mediados de los 70, su mánager le consiguió una audición con Elton John, quien quedó encantado con su manejo del teclado y le fichó como teclista para las giras del músico. Durante varios años, fue arreglista del cantante, especializándose no ya solo en el piano sino en instrumentos de cuerda.

 


Tras colaborar con bandas como Toto, como arreglista, se le presentó la oportunidad de trabajar en una pequeña película, lo que sería su primera colaboración en el cine. En esta primera etapa no abandonaría su actividad con cantantes y bandas, de hecho volvió a trabajar con Elton John en una de sus giras, antes de decidirse por la composición a tiempo completo. Finales de los 80 y principios de los 90 fueron los años en los que empezaría su carrera en el cine, y su consolidación casi instantánea. Películas como A la caza del lobo rojo (1989), Pretty Woman (1990) y especialmente El príncipe de las mareas (1991) le situarían en el mapa cinematográfico musical como un nombre muy a tener en cuenta. Por la película de Barbra Streisand recibiría la primera de sus nominaciones al Oscar, pero además también en 1991 tuvo lugar un hecho importante en su carrera: su primera colaboración con Lawrence Kasdan en Grand Canyon: El alma de la ciudad, un director que sería decisivo en los años posteriores. 



El resto de la década de los 90 conocería la versatilidad y el talento de Howard para prácticamente cualquier género. Bandas sonoras dinámicas y tensas para thrillers como Un día de furia (1993), El fugitivo (1993) o Estallido (1995), composiciones líricas y bellas para dramas de toda clase, como ¡Viven! (1993), una de sus mejores composiciones de toda su carrera, o Mientras nieva sobre los cedros (1999); bandas sonoras vibrantes y sinfónicas para las dos aventuras que vivió con Kevin Costner en Waterworld (1995) y The Postman (Mensajero del futuro, 1997). Y por supuesto, una de las mejores composiciones que se han compuesto nunca para un western: Wyatt Earp (1994), todo un prodigio de fusión entre el sonido más típicamente clásico del género y una gama de emociones, desde la tristeza, la aventura y el amor, a la épica y la leyenda.

 


A finales de los 90, Howard estaba ya en lo más alto de su carrera en cuanto a fama, prestigio y actividad, y fue en estos momentos cuando su trayectoria alcanzó dos momentos importantes. Por un lado, aceptó componer la música de una pequeña película de suspense y terror psicológico dirigida por un desconocido director de nombre M. Night Shyamalan. El sexto sentido (1999), protagonizada por un Bruce Willis en la cima de su carrera, fue un bombazo inesperado, y las buenas críticas no solo se centraron en el argumento, la tensión, el suspense y sus inesperados giros de guión, sino que también se extendieron a la música de Howard, siendo alabada por ser parte fundamental de la trama a la hora de contribuir a crear ese clima de misterio y terror, pero también de tristeza y soledad. Ésta sería la primera colaboración entre el músico y Shyamalan, una asociación que pocas veces se rompió posteriormente y que ha dado lugar a numerosas composiciones espléndidas.



Pero también en estos años fue decisivo en la carrera de Howard el aceptar colaborar con Disney en películas de animación. Pocas veces un compositor ha regalado al género de animación infantil una solidez y una calidad (con excepciones como las de Horner y Goldsmith) como las de Howard en sus composiciones para Dinosaurio (2000), Atlantis el imperio perdido (2001) y El planeta del tesoro (2002), tres joyas donde el músico dio rienda suelta a su sinfonismo más desatado y a su vena más aventurera y lírica, con melodías espectaculares para la épica y la emoción. En los 2000 se mantuvo tan activo como en los años anteriores, participando en cualquier género en el que siempre dejaba patente su calidad, y por supuesto en las siguientes películas de Shyamalan.


 

Celebradas y muy aplaudidas fueron El protegido (2000), Señales (2002) y muy especialmente El bosque  (2004) en la que para muchos es la cima de esta asociación. También en esta década se vería el debut de Howard en el género de los superhéroes, y no en solitario, sino en colaboración otro músico ilustre. Batman Begins (2005) fue la primera entrega de la trilogía de Christopher Nolan sobre el Hombre Murciélago, y Howard colaboró a cuatro manos con Hans Zimmer para su composición musical. Algo que se extendería para la secuela, El Caballero Oscuro (2008), creando una fusión entre los ritmos más vertiginosos y adrenalínicos del músico alemán, y un lirismo contenido y sensibilidad dramática creados por Howard, en lo que fue también un auténtico éxito. Otros triunfos para el músico en esta década serían partituras en las que casi siempre salía a relucir un dominio de lo sentimental y lo sensible, aun cuando fuera en thrillers o películas de ciencia-ficción. King Kong (2005), Resistencia (2008) y Soy leyenda (2007) son ejemplos de su versatilidad para dejar su marca en cualquier género.

 


La segunda década del XXI la inauguró con toda una maravilla como  Airbender el último guerrero (2010), que si bien no fue un éxito como película, sí que fue señalada como una de las mejores bandas sonoras de su año, prueba del entendimiento pleno entre Howard y Shyamalan. En esta década se notó, a partir de aquí, cierto acomodamiento del músico, que no le impidió seguir regalando momentos estupendos y trabajos muy solventes y logrados, pero no consiguió ningún trabajo memorable como sí hizo en los 90 y 2000. Siguió participando en el género superheroico, como Linterna Verde (2011) y se apuntó a sagas como Los juegos del hambre (2012) o Blancanieves y la leyenda del cazador (2012), pero sin llegar al techo de trabajos anteriores, aunque estos trabajos siempre han mostrado una solidez fuera de toda duda. 



En los últimos años, de todas formas, Howard ha demostrado que su talento sigue ahí y que de cuando en cuando seguirá mostrando toda su experiencia y su potencial, y eso se ha escuchado en maravillas como Maléfica (14). Su actividad sigue siendo plena, combinando pequeñas películas independientes como Nightcrawler (2014) o La verdad duele (2015) con superproducciones y sagas. Y por supuesto, sus colaboraciones con Shyamalan seguirán sin duda, algo que los aficionados siempre esperan como un acontecimiento, y es que si algo tiene James Newton Howard es una fama bien merecida de compositor de primera línea del que siempre se espera lo mejor, y siempre hay que escuchar cada nuevo trabajo suyo.

CARTELES de las películas mencionadas:

























Fuente: mundobso.com

Imagen: pinterest.com

Carteles películas:

sensacine.com/filmaffinity-com/elseptimoarte.net/todocoleccion.net/dcine.org

 

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