CARTER BURWELL


 

Carter Benedict Burwell, conocido artísticamente como Carter Burwell, nació el 18 de noviembre de 1955 en Nueva York. Compositor estadounidense que ha desarrollado una muy interesante carrera a caballo entre el cine independiente y el comercial, pero con un estilo propio y particular que le ha llevado a ser el músico de cabecera de cineastas distintos y al margen, como Spike Jonze, Bill Condon, Todd Haynes y, especialmente, los hermanos Coen, con quienes debutó y junto con los que ha desarrollado toda su carrera al completo. Sin sobresalir en exceso, ha ido cimentando en silencio una trayectoria sólida y es raro el año en que no trabaje o en el que ningún director le llame para que trabaje con él.



Estudió en el King School de Stamford, Connecticut, y posteriormente en el Harvard College, donde empezó su formación musical, que le llevaría no solo a la composición sino también a probar con diversos instrumentos y a entrar en alguna banda musical, como The Same o Thick Pigeon. A comienzos de los 80 alternaba las actuaciones musicales con su trabajo en el New York Institute of Technology, aparte de realizar diversos trabajos musicales para cortometrajes y otros proyectos. Pero 1984 fue el año en que el cine llamó a su puerta. Dos cineastas y guionistas, dos hermanos de Minnesota llamados Joel y Ethan Coen, debutaban en el cine con un guion escrito por ellos mismos en el que llevaban el cine negro a su propio y muy particular terreno, llamado Sangre fácil (1984). Para la parte musical se fijaron en los escasos trabajos que Burwell había realizado hasta ese momento y decidieron darle la oportunidad de debutar en el cine al mismo tiempo que lo hacían ellos. El músico creó una composición turbia y oscura, un punto experimental, haciendo uso de sintetizadores y piano, creando una atmósfera musical que encajaba perfectamente con el guion y estilo que los Coen imprimieron a las imágenes


La película fue enormemente alabada y sorprendió a todo el mundo, pero Burwell no saltó inmediatamente a la industria ni empezó a recibir llamadas con ofertas para otras películas. Los siguientes años siguió con sus labores en el teatro y en el terreno de los cortometrajes. Pero en 1986 por fin le llegó otra nueva oportunidad, nada menos que la oferta de participar en la tercera parte de la saga de Psycho (1960). En Psycho III, una innecesaria entrega del argumento original de la obra maestra de Alfred Hitchcock, que en esta ocasión estaba dirigida nada menos que por su actor principal, Anthony Perkins, Burwell tenía la colosal tarea de intentar quedar a la altura de sus dos predecesores: Bernard Herrmann y Jerry Goldsmith. El músico hizo lo que buenamente pudo con su escasa experiencia, y realizó una digna y correcta tarea, aunque lógicamente a años luz de las dos leyendas que le precedieron. Una composición minimalista para recrear una entorno denso y terrorífico bastó para ambientar esta nueva entrega de Norman Bates. 



Pero al año siguiente los hermanos Coen volvían a la carga tras su estimulante y prometedor debut, y quisieron contar de nuevo con Burwell. Arizona Baby (1987) fue la primera comedia de los hermanos, y donde ya se vieron algunas de las constantes que luego se convertirían en sello de fábrica de sus películas: humor absurdo, personajes caricaturescos y un retrato ácido y mordaz de la América profunda. Burwell aprovechó para sacar por primera vez su vena cómica en forma de melodías frenéticas y dinámicas tamizadas por un sonido folk y country profundamente americano. A partir de aquí el compositor ya prácticamente no abandonaría el mundo del cine, ya que los Coen decidieron que sería su músico de cabecera y los hermanos empezaron a encadenar películas cada muy pocos años. Así, tras varias películas de ínfima relevancia, Burwell trabajaría dos años seguidos con los hermanos en sucesivas películas que terminarían de apuntalar su fama y les señalarían como dos nombres a tener muy en cuenta para el futuro. 



Muerte entre las flores (1990) y Barton Fink (1991) fueron dos trabajos muy diferentes donde logró las dos primeras muescas importantes de su carrera, gracias a su habilidad para conseguir sensibilidad, toques étnicos, tensión, intriga y sutilidad de forma elegante y contenida, y empezó poco a poco a hacerse un nombre en la industria, con lo que empezaría a prodigarse en más proyectos, aparte de las películas de los Coen. El mismo año, aceptó participar en una película con un director que terminaría siendo otro de sus colaboradores más longevos, el escocés Michael Caton-Jones, en la comedia Dr. Hollywood (1991). Un par de años después y con el mismo director llegaría Vida de este chico (1993), ya plenamente entrada la década de los 90, una época en la que Burwell llegaría a juntarse con varias películas en un solo año, y en las que poco a poco entraría en géneros que nunca antes había explorado como el thriller Kalifornia (1993) o el drama romántico Una mujer peligrosa (1993). 



En 1994 le tocaría de nuevo otra comedia con los Coen, en este caso El gran salto (1994), y un año después lograría uno de los mejores y más líricos trabajos de su carrera de la mano, otra vez, de Caton-Jones, como fue Rob Roy, la pasión de un rebelde (95). La aventura protagonizada por Liam Neeson y Jessica Lange en la Escocia del siglo XVIII le permitió dar rienda suelta a su vena más aventurera, expansiva y poética, con bellas melodías de aire celta y temas luminosos y oscuros para retratar las peripecias de sus protagonistas en las Highlands escocesas. Tras este éxito, el músico acudió puntual a su nueva cita con los Coen, en la película que definitivamente los convertiría en estrellas y en directores consagrados: Fargo (1995). Burwell compuso una música plácida, pero dramática y vertebrada por un sonido folk que se ajustaba a la perfección al guion y a las imágenes de la película, que ganó 2 Oscars e hizo que Burwell estuviera más solicitado, aunque prosiguió escogiendo sus proyectos en función del director y de su visión, normalmente en películas pequeñas, independientes y personales. 



Así, le encontramos trabajando con nombres como James Foley, David Mamet o Richard Donner, e incluso dando el salto a Francia para trabajar en Assassin(s) (1997), de Mathieu Kassovitz. Fiel a su ritmo incesante de varias películas al año, consiguió que el final de la década fuera decisivo para el resto de su carrera ya que en unos pocos años firmaría trabajos no ya relevantes, sino que le unirían desde entonces hasta la actualidad con directores con los que nunca ha dejado de trabajar y siempre acuden a él en cada nuevo proyecto que ponen en marcha. En 1998 la preciosa y triste Dioses y monstruos (1998) le permitió colaborar por primera vez con Bill Condon, un cineasta que se ha convertido, junto con los Coen, en su más fiel cómplice; y ese mismo año su trabajo en Velvet Goldmine (1998) con Todd Haynes haría que el director le señalara como su músico "de plantilla" hasta la fecha. Y solo un año después, Cómo ser John Malkovich (1999) le pondría en la órbita de otro cineasta tan inclasificable como original, como es Spike Jonze. Dos años importantes para toda su trayectoria posterior. 



Y así, con nuevos trabajos con los Coen, El gran Lebowski (1998), alguna que otra concesión al cine comercial La hija del general (1999) y películas con directores de prestigio, como Stephen Frears, Hi-Lo Country (1998) o David O. Russell, Tres reyes (1999), Burwell entraba en el nuevo siglo a un ritmo frenético. Y el Siglo XXI tuvo la oportunidad de seguir componiendo para directores ilustres como Mike Nichols, ¿De qué planeta vienes? (2000), y el cine más comercial le seguía tentando de cuando en cuando, como en Destino de caballero (2001). Gracias, cómo no, a los hermanos Coen logró la primera nominación a un premio en toda su carrera, concretamente al BAFTA, gracias a El hombre que nunca estuvo allí (2001). En 2002 trabajó con John Lee Hancock en The Rookie/El novato, que también se uniría al club de directores que decidían llamar a Burwell con cada película nueva que levantaban. Un año después tuvo la oportunidad de trabajar en lo que sería el comienzo de una saga tan exitosa como la de Jason Bourne, pero su trabajo para "El caso Bourne", de Doug Liman, fue rechazado y John Powell, posteriormente el compositor "oficial" de la saga, recogería el testigo. 



Un año después participaría en uno de los mayores éxitos en la carrera de Spike Jonze, Adaptation (El ladrón de orquídeas) (2002), que fue la antesala de dos trabajos consecutivos para los Coen, las comedias Crueldad intolerable (2003) y Ladykillers (2004). Burwell seguía a su ritmo, fiel a sus directores de cabecera. Para Condon compuso la banda sonora de Kinsey (2004) y para Lee Hancock, El Álamo, la leyenda (2004); además de su inamovible asociación con los Coen, que alcanzaron definitivamente la gloria en No es país para viejos (2007). Burwell además pudo tener el honor de trabajar en el último trabajo de la carrera de una leyenda como era Sidney Lumet, en Antes de que el diablo sepa que has muerto (2007), el año antes de conseguir otro sonado éxito comercial al participar en lo que en principio era solo una película adolescente de vampiros y hombres lobo llamada Crepúsculo (2008), pero que se convirtió en un auténtico fenómeno mundial. No obstante, para Burwell fue mucho más provechoso el filme que, un año después, le permitía volver a trabajar con Jonze: Donde viven los monstruos (2009), una creación íntima, tranquila y que acompañaba discretamente a las escenas de la película, por la que el músico logró una nominación al Globo de Oro.



Entrada ya la segunda década del siglo, seguía sumando muescas en su carrera. Su trabajo para Valor de ley (2010) fue saludado no ya como uno de sus mejores logros para los hermanos Coen, sino como uno de los más destacados de toda su carrera, una estupenda banda sonora lírica y evocadora que recogía sonidos folk puramente americanos y los convertía en momentos bellos y emotivos para el western protagonizado por Jeff Bridges. A este éxito de crítica se le uniría otro comercial, relacionado con la saga Crepúsculo. Si el músico fue el autor de la banda sonora de la primera película de la franquicia, volvería a la misma precisamente para sus dos últimas entregas, La saga Crepúsculo: Amanecer parte 1 (2011) y La saga Crepúsculo: Amanecer parte 2 (2012), ambas dirigidas por su amigo Bill Condon. Precisamente solo con este director trabajaría en los dos siguientes años, algo inusual en una carrera tan prolífica y estajanovista como la de Burwell. El quinto poder (2013) y Mr. Holmes (2015), aun siendo trabajos solventes pero no excesivamente relevantes, probaban que la asociación con Condon es sólida y a prueba del paso del tiempo. Entre medias, tuvo que ver otra vez como su participación en una gran franquicia naufragaba, ya que tras anunciarse que sería el compositor de "Thor: El mundo oscuro", una de las entregas del superhéroe de Marvel, problemas con el productor Kevin Feige hizo que fuese reemplazado fulminantemente por el más comercial Brian Tyler. 



Pero Burwell demostró que esto no fue más que una nota a pie de página en su carrera, ya que en el mismo año 2015 conseguiría saborear de nuevo las mieles del éxito gracias a otro de sus incondicionales, Todd Haynes, y la banda sonora de Carol, una creación sobria, elegante, lamentativa y tristemente romántica fue saludada con las nominaciones al Globo de Oro y, por primera vez, al Oscar; y con el premio Satellite a la mejor banda sonora del año. Actualmente sigue y permanece fiel al estilo y el ritmo que ha marcado su carrera casi desde el principio. Puntual a sus citas con sus directores amigos, ha trabajado en estos últimos años con sus fieles Joel y Ethan Coen en ¡Ave, César! (2016) y no ha dejado de combinar proyectos más accesibles como La hora decisiva (2016) con otros arriesgados y siempre diferentes como Anomalisa (2016). Y componiendo posteriormente la banda sonora de películas estimables como Tres anuncios en las afueras (2017), lo nuevo de los hermanos Cohen, La balada de Buster Scruggs (2018), La gran mentira (2019) de Bill Condon o el filme de animación Mr. Link: El origen perdido (2019).

CARTELES de las páginas mencionadas:





































Fuente: mundobso.com (Isaac Duro)/actualizado por FJGN

Imagen: rollingstone.com

Carteles películas: ecartelera.com/sensacine.com/abc.es/filmaffinity.com/amazon.es


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